La noticia del asesinato de Lucrecia llega a los Avellaneda y las beguinas señalan a Catalina como espía. Lucía la defiende segura de su lealtad y se arma de valor para descubrir la verdad. Con ayuda de Telmo, Lucía conoce a un matón a sueldo que no pudo acabar con Lucrecia y que se suicida poco después, lo que despierta las sospechas hacia los Avellaneda. La presión de Munio hace que el beguinato pierda benefactores. Culpable, Lucía ayuda con la venta de su vestido de novia. Un gesto que la enfrenta a Rodrigo y que hace peligrar su estancia en el beguinato.