Ya liberada del psiquiátrico, Sarah sale dispuesta a revelar sus verdades, pese a los ruegos de Holder para no precipitarse. Para volver al casino, saben que necesitan una orden de cateo, y al solicitarla se llevarán una gran sorpresa. Por su parte, Stan recibe a Janek, quien le advierte que su familia corre peligro. Richmond se verá entre la espada y la pared por las elecciones.