Dos asesinatos con el único testigo... Un perro. Fantasmas que rondan un castillo familiar y anhelan revelar el nombre del asesino. Para Laurence, que no cree en fantasmas, este asunto huele mal. ¡Sobre todo porque su propia madre, la caprichosa Alexina, decidió involucrarse! Peor aún, ¡le tomó cariño a Avril y decidió casarla con su hijo! Grandes dolores de cabeza por delante para nuestro comisario.