Al caer el telón, entre bambalinas, siempre surge una batalla de divas. Los contendientes, en este caso, los dos partidos mayoritarios del teatro político español: PP y PSOE. La inminencia de las elecciones generales activó la maquinaria mediática y, apenas unas horas después de la masacre, los medios habían tomado partido por su diva predilecta.