Sam Oliver nunca ha cumplido ni objetivos ni metas. Sus padres, sin embargo, jamás le regañaron o le echaron nada en cara, al contrario que a su hermano, al que le exigen aplicarse extremadamente en sus estudios. El día en que Sam cumple 21 años, el chico descubre la causa la actitud benevolente de sus padres a lo largo de toda su vida. Sus progenitores vendieron el alma de Sam antes de que naciera, y ahora el joven debe trabajar para el Diablo como cazarrecompesas, atrapando a las almas que se escaparon del infierno y devolviéndolas a las tinieblas. Para ejercer su nuevo empleo, Sam contará con los peculiares instrumentos que el demonio le proporciona. En su primera misión deberá atrapar a un pirómano con una mini aspiradora.